Para Nadia, Gonzalo y a mi hija más pequeña ( para mí, Violeta). Poema que le regalé a mi hijo el día que cumplió los 18. Poema que nunca colgó de la pared y que debe tener oculto en algún rincón.
Para que vivieras
-que no es chica tarea-
te concebí y te di
la vida.
¡Vive!
El mundo es grande,
pleno de gentes diversas
y surcado de infinitos,
entrelazados caminos.
El tuyo
aún está por trazar.
Quise enseñarte a leer
a tu manera
la rosa de los vientos,
también intenté
enseñarte a llevar
el paso firme,
y la mirada serena.
¡Camina!
La travesía no es
habitualmente fácil,
pero resulta siempre
una aventura.
Para tu vuelo soñé
un límpido azul inmenso,
y para tu libertad
trencé en sedas y algodones
alas fuertes y ligeras.
¡Vuela!.
Cuando al fin el tiempo
-¡qué remedio!- nos separe
será consuelo y premio
más que suficiente
saber que vives en paz
contigo mismo
y con los hombres,
o sea,
que eres feliz.
Carmen.
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1 comentario:
A un hijo hay que ponerle un nombre que signifique algo, que tenga un valor para nosotros, así, tal vez, tenga un significado también después para él o pra ella.
Pero un nombre puesto - más bien impuesto - unilateralmente , sin saber de dónde vino ni por qué o por quién, y obligatoriamente pronunciado para siempre, es un crimen.
¡¡ Y no lo acepto!!.
Será perennemente un mazazo!!
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