lunes, 9 de abril de 2012

Texto escrito hacia el año 89.

Mi deseo de ti
nunca se extingue,
no mengua ni se aplaca,
solo crece.
He luchado contra él
algunas veces;
pero es mi refugio
de anhelo y de esperanza,
mi evasión del vacio,
mi meta de ternura,
la salvaje alegría
que me trae un dolor
irremediable:
la pena sin final
y ya sin ira
de saber que no fue
ni pudo ser,
que ya jamás será,
que solo es ansiedad
sin rumbo ni sentido,
cual veleta sin vientos
o brújula sin norte;
que jamás existió,
que solo ha existido
entre cuatro paredes
- los muros de mi pecho-
deambulando perdido
de mis ojos
a mis besos
que no encuentran salida
ni objeto en que volcarse.

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