Últimas voluntades, de momento:
¿A qué recuerdos
me asiré,
qúe perfumes
transportará
a mi memoria el viento
el último día?.
¿Cómo habrá de ser
el instante fatal
en el que habré
al fin de encontarme
cara a cara
conmigo misma?.
¿A qué espejo
me enfrantará,
y qué rostro
mostrará
mi muerte?.
¿Qué luz y qué rumor
tendrá esa hora?.
Sentiré, seguramente,
no haber sido más valiente,
no haber apurado
- saboreado o sufrido
hasta lo hondo-
todo aquello
que el destino me brindó;
no haber cumplido
a fondo
la tarea inapelable
de vivir.
Echaré de menos
el sol del invierno
y el olor
del salitre
frente al mar;
tu voz, tu calor,
tu tacto, tu mirar
....ya sabes: el esfuerzo
inútil de tratar
de imaginarme la vida
ya sin mí...
Pero tú, amor, no sientas
ningún miedo.
Si es ley natural,
como la brisa
y el color del cielo
¿a qué temerla?
Acompáñame, dame
tu aliento
para afrontar serenamente
el definitivo
momento.
Mantente en la esperanza,
sostén tu ánimo
y no sueltas
mi mano
hasta que sepas
que estoy,
definitivamente,
al otro lado.
Y después....
siéntete en paz,
alza la vista
¡ y canta!.
Porque la vida
ha de ser canción.
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