Atónita e inerme
me veo ante un abismo,
frente a ese claro espejo
desde el que miras tú.
La densa oscuridad
de arenas movedizas
que de ellos me separa
es como un gato ciego;
la distancia hasta tí
resulta irremediable.
Este vacio siempre
dibuja tu mirada:
comprensión, desengaño,
sus colores mezclados;
¡qué tristeza insondable
habitaba en tus ojos!---
Deambulan mi memoria
como si no hubiera habido
jamás allí recuerdos;
los destierran de ella
cóncavas soledades,
contra el diáfano espejo
obsesivas y fijas,
océanos sin estrellas,
ojos de un gato ciego.
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1 comentario:
Hola, Canto,
El poema se mueve con autoridad y ligereza.Mensaje entre la elección de lo sencillo en tema y altura en lo que transmite.
Un abrazo
Max
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