martes, 21 de julio de 2009

CRÓNICAS DEL 47

CRÓNICAS DEL 47.

EL CAPULLO DE LA SEÑORA JULIA.

A
la señora Julia se le ha caido el capullo. Así se lo dijo a mi madre.
- Y mi madre, ¿que se te ha caido el capullo?, ¿cómo que se te ha caido "el capullo"?.
- Que sí, chica, que se me ha caido al patio. Lo tenía en el alfeizar, en una macetita de lo más cuco, aunque fuera del chino de la esquina. Me lo habían regalado. Es que me han regalado una planta que no se sabía muy bien qué es. Por la mañana se abre, y veo que tiene cuatro hojas verdes, bastante grandes, y en el centro son de un color como rojito...., y resulta que es un trébol de cuatro hojas, precioso. por la noche se cierra, hacia arriba, como una copa, un vasito o así. Y por la mañana se volvía a abrir....Mi hijo dice que a ver si es carnívora, que mucho trébol de la suerte y mucho rollo, pero que le da mal pálpito la jodía plantita, que es un bicho un poco raro . Pero yo, chica, estaba tan contenta. Todas las mañanas me asomo a ver cómo va. Y esta mañana abro la ventana y, cuando la estoy mirando, hija, como cosa de hechicería...No sé si habrá sido algún maleficio de las brujas esas del segundo, las Manolos, que lo mismo me han hecho una foto y me lan metido en su congelador, que dicen ellas que es más dañino que un buen mal de ojo; la cosa es que la planta se va ladeando, que se va cayendo, que se va cayendo....que se me cae al patio. Para una vez que tengo un buen capullo, se me cae al patio.
- Pues baja a recogerlo- le ha dicho la señora Marina, que vive en el portal de al lado.
- ¿Cómo voy a bajar a molestar al "Trísex", con las malas pulgas que se gasta?. ¿Qué?, ¿lamo a la puerta y le digo: "Mira, Angel, que se me ha caido un capullo a tu patio"?. A saber qué se piensa y por dónde me sale.
- ¡Vaya usted a saber!. Depende del día que tenga. Aunque últimamente parece que está más tratable, ¿no?. Debe ser que está tomando bien la medicación.
- Sí, es que desde que vive con Yaiza le va un poco mejor para eso de la medicación y las comidas y tal. Ella me lo cuenta cuando nos vemos en el portal, o en la tienda de Ying-quin, comprando el tabaco: "Es que yo a Imanol - es que ella le llama Imanol, averigua tú por qué - lo cuido mucho, me cuido de que tome las pastillas y de que tenga sus comidas a sus horas. Habrás visto que ha bajado de peso; y eso que él es fuerte, y sigue fuerte pero menos gordo, porque se lo doy todo cocido, nada de grasa, fritos y eso..., todo cocido; y mucha verdura, patata, coliflor, lechuga...Ya sabes. ¿A que se le ve mejor?.
- ¡UY, desde luego, hija!. Y ahora, que cada día se pone el pelo de un color, da gloria verlo. Qué bien le has venido, porque este chico, desde que le falta su madre, andaba muy perdido; con su madre tenía un pasar porque era de mucho carácter, ¡menuda leche desplegaba la buena mujer!. Pero después que ella falleció....Bueno, supongo que ya te habrá contado cuando tuvo que venir la policia y se lo tuvieron que llevar e internarlo en el psiquiátrico, porque no sabíamos lo que podía ocurrir. Nos llegó a amenazar con dejar la espita del gas abierta y que fuera lo que Dios quisiera. ¡Figúrate, hija!. Todos los vecinos, que algunos estanban ya muy asustados por el riesgo que suponía este hombre, todos, todos ahí en el portal, con caras de guardia de la cachiporra para ver si así él se llamaba al orden, y para evitar que huyera mientras venía la policia a ver qué medidas se tomaban. Fue por esas fechas que le dió por usar como teléfono móvil una de esas cajas grandes de cerillas ( que daba qué pensar, no fuera a darle por meternos fuego) con el tubo de un spray o de un perfumador, así atravesado en la caja de cerillas y sujeto con una goma, de las del pelo. No veas qué conversaciones tenía por el móvil aquel, que hablaba con unos y con otros, que si con el Ministerio del Inetrior, que si con la Cía....Porque como decía que había pertenecido a los servicios secretos. Y luego se ponía un uniforme de vigilante de prosegur, o algo parecido, que tendría por ahí de sabe Dios qué, y te lo podías encontrar por las escaleras, o en el portal, y a oscuras, a las tres o las cuatro de la madrugada, vigilando, que decía él. O cortándonos la luz de pronto, porque decía que le había autorizado Endesa....; ¡nos montaba cada belén, corazón mío!.
- Yo no lo comprendo. ¿Cómo le ha dado a esa muchacha por cargar con este tío loco?.- se pregunta para sí misma con voz mental, y se lo pregunta a las otras vecinas en voz alta Victoria, que,¡claro!, como no vive en nuestro edificio, ni siquiera en nuestra calle, aunque es del barrio y bien que se interesa por todo lo que pasa, pues se le escapa alguna.
-¡Bueneo, bueno! - dice Marina - Eso de "chica" depende del punto de vista, ¿eh?. ¿A que sí, niñas!- le pregunta a la señora Julia y a mi madre.
Mira que llamarlas "niñas" con la pila de años que tienen. Cada una por separado, y no te cuento ya juntas...
- ¿Es que no te has dado cuenta, mujer?- le pregunta la señora Julia a Victoria.
- Vamos a ver, Victoria, guapa - le explica mi madre - ¿No te parece muy alta y muy cachas, con una anatomía un ppoquito rara esa chavala?
- Pues tampoco se le nota tanto, ¿eh? - dice la señora Julia - Puede dar el pego.
- Sí. Además, es tan educada y tan dulce la nena que casi cuela - ¡qué mala baba tiene a veces Marina !.
- ¿Cómo que cuela...?.- exclama Victoría- No me digáis que es....
- ¿Claro, hija, claro!. ¿Pues anda que no se ve que es un tío!- resume un poquito bruscamente Marina, como dando a entender "¿es que eres tonta o eres tonta"?.
- Pero esa chavala, o chaval, lo que sea, hace poco que vive aquí con él, ¿no?- indaga Victoria, metiéndose ya a fondo en el bollo.
- Sí; a mí me ha contado "ella" - responde radio macuto, o sea la señora Julia, que se entera de todo o casi todo, y no porque esté todo el día fuera de su casa, como le reprocha su hijo, que la quiere para él solo y en exclusiva, sino porque siempre anda atendiendo a todo el mundo, todos los vecinos tiramos de ella para cualquier favor o necesidad; se lo dice mi madre :"es que tú te haces de miel..."- Me ha contado- prosigue nuestra cronista oficial - que vió un anuncio que él había puesto, no sé si en un periódico, o en un corcho de un bar, o dende fuera, pidiendo alguien con compartir su piso. Dice que vino a verlo y que enseguida, enseguida, pasaron a la habitación de él, vamos, a la cama directamente.
- ¿Así, sin más ni más?. ¿Qué flechazo!,¿que no?. ¡Menuda marcha!- se chotea Marina.
- Pero, y él, ¿no se dió cuenta, así, de entrada?¿ Qué hizo cuando descubrió "el pastel" de los bajos?.
- Si es que a él le va ese rollo, tía. ¿Por qué te crees que le llamamos el Trísex?. De "Trisexual"
- ¿Tú no lo sabías?. ¡Claro, mujer!. Vamos a ponerte al día - le dice, muy "didáctica" mi madre -A mí me había dicho no sé quién que ella era su ex-mujer, que había vuelto con él. Porque él ha estado casado con un travesti o un transexual o algo, ¿no?.
- Sí, sí....eso fue cuando vivía en Cádiz. Pero ésta es otra. Además es muy joven, mucho más joven que él, una cría, vamos.
Bueno, vale- razona muy liberal Victoria. Un tío puede ser homosexual, o bisexual..., pero eso de "trisexual" ¿qué quiere decir?.
- ¡Ay, hija!. Si es que esta historia es muy curiosa. Parece inventada, pero no....- le amplia mi madre - Mira, es que teníamos un vecino, ¿os acordáis de Jacinto?, que vivía de éste, pues puerta con puerta casi. Y a este, a Ángel, le dió por el otro.
- Es que también el Jacintito era un poco chusco, ¿o no?.- dice Marina.
- ¿Cómo "chusco"?- pregunta, deseosa de aprender, Victoria.
- Así, un poco amanerado- tercia mi santa madre, que raja lo que debe y lo que no debe- un poco amariconado, hablando en plata. Y eso que era, y es, un tiarron, no vayas a creer. No guapo, la verdad, pero alto y con buena planta.
- A lo mejor fue por eso por lo que a Ángel le dió por él - argumenta con la tolerancia y la comprensión que la caracteriza mi vecina la señora Julia - Y empezó, a lo que se ve, a tirarle los tejos. Hasta que un día le echó por debajo de la puerta una carta.
- Una declaración de amor, muy respetuosa, eso sí, y muy romántica. Porque al principio fue un cortejo muy galante, que Ángel se comportaba como un caballero.
- Y vosotras ¿cómo sabéis todo eso, quiero decir, cómo era la carta y esas cosas?.- indaga incrédula Victoria.
- ¡Toma!, porque Jacinto, o por curarse en salud, o como pidiendo auxilio pero sin pedirlo, ¿me entiendes?, pues nos lo contó a todas las vecinas, o a casi todas- le aclara Marina.
- Sí - le amplia la información mi madre -Se la leyó a mi hija Lourdes, que venía de la facultad y se lo encuentra en la puerta con un ataque de ansiedad o poco menos. Le estuvo contando todo el asunto y le leyó la carta. Decía Lourdes que casi se ahoga intentando aguantarse la risa. En esa carta, casta y apasionada a la par, Ángel le decía que podían quererse "tranquilamente" porque a él,a Ángel quiero decir, le gustaban las mujeres, los hombres y los travestis, o sea que era- y esa era la palabra que él empleaba en la carta- trisexual. Y me contaba mi hija que Jacinto repetía "¡Fíjate, se dirige a mí como si yo fuera homosexual!". Y Lourdes le dijo "Pues si lo ers ¿qué pasa?. A nadie le tiene por qué impportar lo que tú seas o dejes de ser, ni eso le da derecho a nada"." ¡Si es que yo no soy homosexual!". Pues, estupendo. Díselo y se acabó, ¿no?". "Si se lo hew dicho un montón de veces, pero como está chinao, pues que no lo entiende, o que no acepta una negativa, o no sé que me dice...¡A ver qué hago yo!.
- El muchacho estaba asustado, pero asustado de verdad, en un sinvivir el pobre - se compadece Marina, que se solidariza mucho con las personas que tienen que resolver problemas solas, sin familia y sin ayuda de nadie.
- Pero era un poquito lila también- salta mi madre, que es de esas cabezotas que, como le dice mi padre, encima mete patadas contra el aguijón- Porque lo que yo le dija, ¿vas a permitir que este te eche de tu casa?, ¿ a un tío de cuarentas años?. Anda que no es triste, un tipo de cuarenta ños que se va a refugiarse a casa de su mamá, a que una viejecita le proteja. ¡Vamos, ni en el tebeo!.
- Pero es que con un desquiciado de éstos nunca se sabe- le reprende suavemente Julia. Acuérdate de aquella mañana, las siete o las ocho, no más serían, que le dió al "Trísex" por abollar los buzones con un palo, y por aporrear la puerta de Jacinto.
- ¡Ah, sí!- Recuerda entonces mi madre.- Que gritaba "¡Sal, maricón!, ¡sal y da la cara!".
- ¡Ostris, qué miedo, tú"- se alarma Victoria - No me extraña que el chico se fuera. Yo también me habría ido.
- Y yo también lo haría si pudiéramos comprarnos otro piso - salta desesperada mi madre.
- ¡Anda ya!- se ríe Victoria - Si en esta calle, o por lo menos en esta casa nunca os aburrís; si os lo pasáis de miedo
- Tú lo has dicho - sentencia la señora Julia - pero de miedo auténtico, en plan gore... Será por las aguas subterráneas, como dice la Pilar, la de la familia ésta del primero, que están todos más p'allá que p'acá los pobres, que si uno está como una tapia de sordo la otra padece de manía persecutoria y te tira a la cabeza la dentadura postiza en cuanto se mosquea un pelín; y al chavea le da por recitarte la constitución de memoria si te lo topas por la escalera, o sea que ella debe saber de lo que habla cuando dice que esta calle tiene mal fario. En este edificio nuestro, por lo menos, todo está gafado. Y, si no, mira mi capullo. ¡Con lo bonito que era mi capullo y lo bien que se me estaba criando!

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