Hoy te traigo una flor
del color de la pena,
y de nuevo me abrazo
a tu alta presencia ,
talismán de memoria
que ahuyenta la tristeza.
Aunque tú ya no estés
siempre te siento cerca,
conversando conmigo,
orientando mi instino
el eco de tu voz
por si pierdo el camino.
sábado, 29 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
La última tarde
Este poema también lo escribí una tarde de primavera, al final de mi adolescencia, en plena época de exámenes. En vez de empollar, me evadía con los escritos, propios y ajenos.
Sabe dulce el aire, y huele.
Es blanca la tarde
como la paloma blanca,
como el asfalto liso,
inmaculado y monótono
de mi alma,
con un color de agonía,
de ir muriendo
pena a pena,
diminuta, solamente
sola cada día,
cuando aún
nacen en la piel
lirios adolescentes todavía
y en los ojos campanillas.
Mavi.
Sabe dulce el aire, y huele.
Es blanca la tarde
como la paloma blanca,
como el asfalto liso,
inmaculado y monótono
de mi alma,
con un color de agonía,
de ir muriendo
pena a pena,
diminuta, solamente
sola cada día,
cuando aún
nacen en la piel
lirios adolescentes todavía
y en los ojos campanillas.
Mavi.
Adolescencia
Este texto lo escribí hace muchos, muchísimos años; a los 14 más o menos, y lo compartí con mis compañeras de clase del colegio de monjas, donde - ya vale de tópicos - fui feliz.
Yo llevo en el corazón,
en el pecho, ese dolor
de eso que está
y que no llega,
de eso que pasa...
y se queda.
Yo llevo en el corazón,
en el pecho, ese dolor
de eso que está
y que no llega,
de eso que pasa...
y se queda.
domingo, 23 de noviembre de 2008
Un poema escrito por mi madre
Según me contó, lo escribió un día cualquiera, como ejercicio de creatividad espontánea, en sus años de universidad, antes de que la vida le diera el primer hachazo...luego vinieron más.
Resignate a morir,
viejo amor mío,
no vuelve atrás el río
ni vuelve a ser
presente lo pasado;
que no hay cosa más fría
que el cráter de un volcán
si está apagado.
María Jesús Picornell.
Resignate a morir,
viejo amor mío,
no vuelve atrás el río
ni vuelve a ser
presente lo pasado;
que no hay cosa más fría
que el cráter de un volcán
si está apagado.
María Jesús Picornell.
Desquite
Desquite
Hoy tan sólo lucho
por no entristecerme,
por sacar partido
de cosas alegres,
de cosas pequeñas
de poca importancia:
un poco de sol
en un día de frío,
porque no sea igual
tiempo que distancia,
porque, estando lejos,
te siento conmigo.
Porque no me dañen
golpes que me dan,
porque, aunque me duelan,
no dejen herida
y no me oscurezcan
la luz de la vida;
péseles a ellos
toda esa amargura
que los deja ciegos
ante la hermosura.
Pero lo que reste
de la vida mía
quiero consagrarlo
a esta alegría
de ser una gota
en la lluvia tibia
que cae a la tierra
para hacerse pan
que nos sacie el hambre
y signe la paz.
Mavi de Soto
Hoy tan sólo lucho
por no entristecerme,
por sacar partido
de cosas alegres,
de cosas pequeñas
de poca importancia:
un poco de sol
en un día de frío,
porque no sea igual
tiempo que distancia,
porque, estando lejos,
te siento conmigo.
Porque no me dañen
golpes que me dan,
porque, aunque me duelan,
no dejen herida
y no me oscurezcan
la luz de la vida;
péseles a ellos
toda esa amargura
que los deja ciegos
ante la hermosura.
Pero lo que reste
de la vida mía
quiero consagrarlo
a esta alegría
de ser una gota
en la lluvia tibia
que cae a la tierra
para hacerse pan
que nos sacie el hambre
y signe la paz.
Mavi de Soto
lunes, 17 de noviembre de 2008
Tu árbol.
De nuevo regreso a tí,
a escuchar en tu silencio,
para que hablemos al fin
de lo que no nos dijimos;
de que todo, mal que bien,
se va poniendo en su sitio;
de que tú, árbol crecido,
has cumplido la tarea
lo mejor que tú supiste,
que nadie supo hacer más
ni dar más de lo que diste.
Busco volver hasta tí,
a tu profundo silencio
que resguarda por igual
del dolor como del tiempo;
bajo tu fronda anchurosa
vengo a escuchar el silencio,
voz muda en que tú me hablas
fuerte como fuerte fuera
tu corazón tan bravío,
alto como es aún tu alma
que sobrevoló el vacío.
Vengo aquí, bajo tus ramas
en las que susurra el viento
y cuenta secretos viejos,
al pie de tu copa grande
que bebe al caer la tarde
oro líquido del cielo.
Abrazo tu duro cuerpo
y acaricio muy despacio
tu hermoso rostro arrugado
para poder conservar
la poca fe que aún guardamos.
Luego tendré que volver
a extraviarme en el ruido,
a entrar en esa corriente
de agitación y de frío.
Y derramo en tu regazo
los pétalos de mis besos,
quiero expresarte con flores
mi voluntad de regreso
porque sé que siempre aguardas
con tu amoroso silencio.
a escuchar en tu silencio,
para que hablemos al fin
de lo que no nos dijimos;
de que todo, mal que bien,
se va poniendo en su sitio;
de que tú, árbol crecido,
has cumplido la tarea
lo mejor que tú supiste,
que nadie supo hacer más
ni dar más de lo que diste.
Busco volver hasta tí,
a tu profundo silencio
que resguarda por igual
del dolor como del tiempo;
bajo tu fronda anchurosa
vengo a escuchar el silencio,
voz muda en que tú me hablas
fuerte como fuerte fuera
tu corazón tan bravío,
alto como es aún tu alma
que sobrevoló el vacío.
Vengo aquí, bajo tus ramas
en las que susurra el viento
y cuenta secretos viejos,
al pie de tu copa grande
que bebe al caer la tarde
oro líquido del cielo.
Abrazo tu duro cuerpo
y acaricio muy despacio
tu hermoso rostro arrugado
para poder conservar
la poca fe que aún guardamos.
Luego tendré que volver
a extraviarme en el ruido,
a entrar en esa corriente
de agitación y de frío.
Y derramo en tu regazo
los pétalos de mis besos,
quiero expresarte con flores
mi voluntad de regreso
porque sé que siempre aguardas
con tu amoroso silencio.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Callejón
Escrito hace mucho, mucho tiempo. "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", pero la frustración, la lástima por la ternura desperdiciada por oculta, ha ido a más, "no mengua ni se aplaca".
Callejón :
Mi deseo de tí
nunca se extingue,
no mengua ni se aplaca,
sólo crece.
He luchado contra él
algunas veces,
pero es mi refugio de esperanza,
mi evasión del vacio,
mi meta de ternura.
Es la salvaje alegría
que me trae un dolor irremediable:
la pena sin final
- y ya sin ira -
de saber que no fue,
que nunca ha sido,
que sólo es ansiedad
sin rumbo ni sentido
- veleta huérfana de vientos
o brújula sin norte-
que jamás existió,
que ha permanecido
- a oscuras y callando
amordazado su gemido-
entre las cuatro paredes
de mi pecho,
deambulando perdido
de mis ojos a mis besos
que no encuentran salida
ni objeto en que volcarse.
Mavi-( Canto y jardín)
Callejón :
Mi deseo de tí
nunca se extingue,
no mengua ni se aplaca,
sólo crece.
He luchado contra él
algunas veces,
pero es mi refugio de esperanza,
mi evasión del vacio,
mi meta de ternura.
Es la salvaje alegría
que me trae un dolor irremediable:
la pena sin final
- y ya sin ira -
de saber que no fue,
que nunca ha sido,
que sólo es ansiedad
sin rumbo ni sentido
- veleta huérfana de vientos
o brújula sin norte-
que jamás existió,
que ha permanecido
- a oscuras y callando
amordazado su gemido-
entre las cuatro paredes
de mi pecho,
deambulando perdido
de mis ojos a mis besos
que no encuentran salida
ni objeto en que volcarse.
Mavi-( Canto y jardín)
lunes, 10 de noviembre de 2008
Últimas voluntades, de momento:
¿A qué recuerdos
me asiré,
qúe perfumes
transportará
a mi memoria el viento
el último día?.
¿Cómo habrá de ser
el instante fatal
en el que habré
al fin de encontarme
cara a cara
conmigo misma?.
¿A qué espejo
me enfrantará,
y qué rostro
mostrará
mi muerte?.
¿Qué luz y qué rumor
tendrá esa hora?.
Sentiré, seguramente,
no haber sido más valiente,
no haber apurado
- saboreado o sufrido
hasta lo hondo-
todo aquello
que el destino me brindó;
no haber cumplido
a fondo
la tarea inapelable
de vivir.
Echaré de menos
el sol del invierno
y el olor
del salitre
frente al mar;
tu voz, tu calor,
tu tacto, tu mirar
....ya sabes: el esfuerzo
inútil de tratar
de imaginarme la vida
ya sin mí...
Pero tú, amor, no sientas
ningún miedo.
Si es ley natural,
como la brisa
y el color del cielo
¿a qué temerla?
Acompáñame, dame
tu aliento
para afrontar serenamente
el definitivo
momento.
Mantente en la esperanza,
sostén tu ánimo
y no sueltas
mi mano
hasta que sepas
que estoy,
definitivamente,
al otro lado.
Y después....
siéntete en paz,
alza la vista
¡ y canta!.
Porque la vida
ha de ser canción.
¿A qué recuerdos
me asiré,
qúe perfumes
transportará
a mi memoria el viento
el último día?.
¿Cómo habrá de ser
el instante fatal
en el que habré
al fin de encontarme
cara a cara
conmigo misma?.
¿A qué espejo
me enfrantará,
y qué rostro
mostrará
mi muerte?.
¿Qué luz y qué rumor
tendrá esa hora?.
Sentiré, seguramente,
no haber sido más valiente,
no haber apurado
- saboreado o sufrido
hasta lo hondo-
todo aquello
que el destino me brindó;
no haber cumplido
a fondo
la tarea inapelable
de vivir.
Echaré de menos
el sol del invierno
y el olor
del salitre
frente al mar;
tu voz, tu calor,
tu tacto, tu mirar
....ya sabes: el esfuerzo
inútil de tratar
de imaginarme la vida
ya sin mí...
Pero tú, amor, no sientas
ningún miedo.
Si es ley natural,
como la brisa
y el color del cielo
¿a qué temerla?
Acompáñame, dame
tu aliento
para afrontar serenamente
el definitivo
momento.
Mantente en la esperanza,
sostén tu ánimo
y no sueltas
mi mano
hasta que sepas
que estoy,
definitivamente,
al otro lado.
Y después....
siéntete en paz,
alza la vista
¡ y canta!.
Porque la vida
ha de ser canción.
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