Resignate a morir,
viejo amor mío,
no vuelve atrás el río
ni vuelve a ser pasado
lo presente;
que no hay cosa más fría
que el cráter de un volcán
si está apagado.
Escrito por María Picornell, allá por los años treinta y tantos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario