El TIGRE:
Mechrrum presintió
siempre la llegada
del tigre.
Con temerosa
y expectante
alegría.
anhelaba la música
callada de su andar
felino,
el salvaje grito
de vida
que brillaría
en sus ojos;
el aliento que pintara
en el aire la sucesión
-perplejidad, certeza-
de todo lo futuro y
lo pasado...
Mechrrum intuía
la llegada del tigre
como aguarda el bosque
otra primavera.
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