CRÓNICAS DEL 47.
Aquí huele a muerto (o "¡Joder, qué peste!") (o "Hace un calor que te mueres o yo estoy menopaúsica perdida").
¡Hay que fastidiarse!, que se nos acaba, enterito, del "to", el mes de agosto y aquí seguimos, en este ardiente Madrid y sin salir de esta casa de 40 metros cuadrados, con toda la solana en la "zotea" (como dice la Pepi), talmente una olla a presión. No todos igual, desde luego, que los vecinos (que SÍ se han ido de veraneo) tienen el "aire acondicionado de los demonios", así lo llama mi madre cada vez que se queja del ruido que meten esos aparatejos. Claro, es normal, prque la pobre tiene que aguantar el "run, run" y el "raj,raj" mientras limpia la cocina y el baño, o cuando intenta descabezar un sueñito por la tarde, y, por contra, nunca jamás puede - ni podrá, por lo que vamos viendo - disfrutar de la única ventaja de esos chismes: el fresquito. Ella quiere consolarse e intenta conformarse diciéndonos siempre que el aire acondicionado es muy malísimo para los huesos y la garganta y las alergias y...¡Ni que esta "torraera" fuera beneficiosa para la salud!. Pues vale, pues bueno, pues ¡qué viva la tuberculosis!, pienso yo para mis adentros sin decirlo en voz alta, menuda se pondría mi santísima... Es lo que dice mi primo Luis que, desde que ha dado en leer filosofía y entregarse a la meditación, se ha vuelto muy "analizador" y muy comprensivo y tolerante: "Es que no lo entendéis, o no queréis entender, que ella se busca sus compensaciones,como todo el mundo hace, cada uno a su manera; tu madre se busca sus consuelos".
Esa explicación también se la aplica a las neuras estivales de mi viejo, al que, en cuanto le dan las vacaciones, le ataca la obsesión de "reordenar"(arreglar y limpiar le llama él) toda la casa. Así que no sólo nos achicharramos de calor, sino que, para mayor castigo, nos ahogamos mientras nos vamos tropezando con cajas, libros, sillas y toda una varipinta gama de chismes que ni siquiera sabíamos que teníamos. Y, para mejor ambientar la puesta en escena de tan intenso drama, y en tan "inspirado" decorado, los efectos sonoros corren a cargo del coro a tres voces compuesto por mi padre, mi madre y mi hermana:
Mi padre: ¡Joder, cómo está todo!...Es que hay que ordenar; es cuestión de tener un poco de organización.
Mi madre: Pero ¿cómo vas a poner orden ni qué niño envuelto?. Si es que aquí hay mucho de todo, demasiados obstáculos para tan poca casa, que ni se puede barrer en condiciones, ni "ná de ná". ¿Tú te crees que me voy a poner yo a limpiar el polvo a tanto libro, tanta figurita, tanto cuadro, tanta foto ....y esos cachivaches étnicos, horrorosos, por cierto, que cuelgas por todas partes, que deben haberlos robados de tumbas y cosas por el estilo, que seguro que son de mal agüero, te lo digo yo, que algunos llevan hasta pelos y dientes colgando...¡Que traen mal fario, seguro...mal fario... ¡Así nos va!.
Mi padre: ¡Niña, a ver si arrimas un poquito el hombro!. Recoge tu cuarto, por lo menos, que lo vas llenando todo de porqueria!.
Mi hermana: A mí déjame un poquito en paz!. Que yo también me paso todo el año dando el calla, y para unos días que tiene una para descansar ¡hala, a limpiar y a removerlo todo!.
Mi padre: Unos días de vacaciones, dice la tía, y llevas dos meses tocándote el "chiriviqui"; que te levantas a las doce o a la una y te tumbas en el sofá a ver las "chuminadas" esas de la tele; o te vas "a hacer un recado" y vuelves a las tres o las cuatro, a mesa puesta. Para qué vas a hacer nada si ya lo hacemos los demás...
Mi madre: No, si es por eso, desde luego, necesitáis cada uno un par de criados detrás
Mi padre: Lo dirás por mí....que no hago más que recoger, que ni piso la calle. ¡Mierda de vacaciones que me paso! Y lo mismo cada verano..., y no aprendo, ¡ seré gilipollas!.
Mi hermana: Desde luego, porque en cuanto tienes tiempo libre te da por liarla y no dejas a nadie parar quieto ni tener un poquito de tranquilidad...Si te levantas y ¡hala!, venga a hacer ruido y a revolver...y todo el mundo a joderse....Ahora, que si es al revés..., porque cuando tú duermes, da igual qué hora sea, no podemos ni respirar...
Ya lo veis: ¡un coro de ángeles!. Lo que yo os diga: entre el calor de agosto y estos furores internos...Yo creo que es un mal generalizado en todo Madrid, o, por lo menos, en todo este nuestro edificio , tan chungo él. Porque, aunque ahora, con las vacaciones, hay pocos vecinos, o bien los que quedan tienen mucha marcha, o bien los espíritus que lo habitan nos meten mucha caña.....Y es que ¡nos pasa cada cosa!, no nos privamos de nada, de verdad.
Llevamos unas dos semanas con un pestazo rarísimo en toda la escalera. No es constante, va a ráfagas, o a ratos...., casi como si tuviera turnos horarios; debe ser cuando se espabilan los espíritus burlones esos, o cuandose aburren los muy capullitos de alhelí...
La otra tarde, a la hora del manduco,bajó mi madre a preguntarle a la Señora Julia si necesitaba que le echaran una mano para mover a la abuela Nati, que se ha roto la cadera la mujer, y ahora está en una silla de ruedas; la han operado y7, de momento, no puede andar ni moverse ni nada;
y, como no tiene más familia que su hermano, que es todavía más viejo que ella, pues eso, que los "apaña", como ella dice, - como siempre- la Señora Julia, que les hace de comer y les da las medicinas y todas esas zarandajas...
Pues eso, que bajaba mi madre la escalera y se cruza con el Señor Tasio y su mujer y sus niños pequeños, que iban a "librarse del calor" por ahí fuera, al campo o por allá, con su nevera y con la tortilla y los filetes empanados. Y en estas que el Señor Tasio le pregunta a mi madre que si no llega a nuestro piso ese olor tan "raro" (El Señor Tasio, como es colombiano, habla muy bien, no dice palabras malsonantes ni vulgares; es muy educado), y dice que él cree que viene por el patio... Y ahí se ponen los dos, medio descolgados por la ventana, a discutir si huele a "queso manchego revenido" o " a basura simplemente, señora Concha, a basura podrida". Total que esa buena familia se va huyendo de la calor y de la peste estival y mi madre llama a la puerta de la Señora Julia y, anteponiendo lo de la pestuza al asunto fundamental que la condujo hasta allí, le espeta: ¿ Tú te has percatado del olor nauseabundo que hay por toda la casa?. Y, de nuevo, la Señora Julia le tuvo que repetir, por enésima vez, que ella no tiene olfato, salvo- ¡enigmas de la naturaleza! - para el olor a rosas y para el orégano, asi que no sabía "si olía a flores o a caca de la vaca, con perdón". Entonces la señora Julia avisó a su hijo que saliera a la escalera y le preguntó que a qué olía, y va él y contesta, resuelto y espontáneo: "Pues a mierda pura, ¡qué peste!; ¡y esto?...
- Pues eso estamos comentando la Mariconchín ( tiene una guasa...) y yo, que qué puede ser lo que huele tan mal.
Y sale en ese punto también la "yerna"( como dice mi padre, que se lía mogollón con los parentescos) de la Señora Julia, y nos informa:
- Anoche, cuando llegamos nosotros de la calle, ya se lo dije yo a éste, porque había un olor ya nada más entrar en el portal...
-¡Ah, sí!- apoya él, por una vez le da la razón a la muchacha, porque tiene por distracción habitual llevarle la contra a la chica; bueno, a ella y, en general, a todos; "es que me aburro", se justifica él.- Y donde más huele es por el segundo...,creo yo."
Y luego el chico del 3º centro, el novio de la Tati (una chica rusa, muy rubia, muy guapa y muy callada, Tatiana se llama) se cruzó por la tarde con la Sra. Julia, y le dijo lo propio:"¿Se han fijado ustedes en lo mal que huele?".
Así que para qué queremos más; ahí andan mi madre y la Señora Julia asomando las narices - literalmente- por todas las ventanas de la escalera, y dándole vueltas y revueltas a los hipotéticos orígenes o causas del pestuzo a muerto que va invadiendo el edificio.
Dice mi hijo si será que, con tanta obra que esamos teniendo en la casa..., porque entre los del 4º y los del 3º interior....¡vaya veranito!, pues que lo mismo algún bicho, una rata o así, se haya quedado en una cañería o algo...- tercia la Señora Julia.
- ¡Qué asco, chica!. También dice mi Lourditas que lo mismo algún vecino despistado, con las prisas de última hora, se ha largado de "vacances" (como dice ella, que es muy "poliglota") sin tirar la basura. se la habrá olvidado en casa y, figúrate, días y días con este calor en una casa cerrada...- añade mi madre.
- O alguien que se haya dejado la nevera desconectada y con comida dentro; que a veces pasa- remata la señora Julia.
- Pero eso no olería tan fuerte....¡Qué barbaridad!. Me da cosa hasta pensarlo, pero, con este palacete, con tanta gente, que no sabemos si van o vienen...¿no se habrá quedado alguien solo en casa y le haya pasado algo y...
- ¡Ay, chica!, ya lo había pensado, pero no quería ni decirlo en voz alta. ¡Qué susto, tía! - se extremece la señora Julia.
- Sí, da yúyu - se acongoja también la hacedora de mis días - pero ¿por qué no repasamos, a ver quién está y quién no está en su casa?.
- Mira, Miki y Yoly se han ido de vacaciones, ni más ni menos que a la India.
- Pues yo he visto últimamente luz en su casa, y la ventana abierta- dice la "yerna" de la Señora Julia.
- es su tía, que ha venido a echarle un vistazo al piso, y por la correspondencia y eso - le aclar mi madre - que la he visto yo, me la encontré la otra tarde y estuve hablando con ella.
- Vale.- dice la señora Julia- descartados.
- La chiquita esa nueva del 4º derecha se ha ido a una casa que tienen sus suegros en la sierra, porque, como está la criatura a punto de dar a luz, y con el tostón de las obras de la casa de al lado, que no nos dejan parar de día ni casi de noche..., porque a las ocho de la mañana ya están con los golpes, y con el cante de los albañiles - se queja mi madre - Y decía el hermano de la pobre difunta que se lo había vendido a buena gente. Fíjate, me dijo ella "por lo menos él es de aquí", español supongo yo que quiere decir. Aquí la querría yo ver por las mañanas temprano, despertarse con los cánticos proletarios de los currantes estos.
- Si los oigo yo cantar desde aquí, desde mi planta....¡andan que no dan voces!. Cantan como un flamencorro hortera.
- ¿Qué dices?. ¿Flamencorro?; si son rumanos, o polacos o algo de por allá.
- Pues yo les oigo cantar, muy mal por cierto, y creo que es en español, será la radio....hoy se han pasado así todo el santo día.
- Sería yo - dice mi progenitora- Yo sí que canto canción española cuando trajino por la casa. Y hoy he estado limpiando las alacenas y las paredes de la cocina, y venga de cantar por la Jurado, que en gloria esté.
- Pues, ¡qué mal cantas, jodía!.
- ¡Qué represivos que sois, cojona!. Mi marido y mi hija mayor igual: "que el fairy no se bebe, mamá", me dice mi niña, que es muy cariñosa ella...
- Oye, pues eso de los ruidos de las obras es verdad, porque retumba toda el edificio - tercia el hijo de la señora Julia.
-¡Toma!. Si subió hasta Rafi, el del bajo, todo encendido, porque, como se les cayó todo el tcho a los de las obras, decía que creía que se le venía la casa encima. No veas qué lío para entenderse, que salí y todo al descansillo pporque creí que había movida. Y era lo típico, que te crees que los extranjeros son sordos y que si gritas mucho, pues acabarán entendiendo lo que les dices. Y lo rumanos, o polacoso lo que sean, o bien reaccionan igual que nosotros ante las barreras idiomáticas, o bien dieron por sentado que el Rafi venía en plan bronca y sacaron el hacha de guerra. Así que, ya que salí, les hice de intréprete, les puse paz. Es que como los llevo oyendo hablar a gritos hace ya más de dos meses, pues les voy cogiendo el tranquillo. La verdad, molestias aparte, estos albañiles son muy cómicos; son como los albañiles españoles,- será que la clase trabajadora es universal, que está muy requetebién, ¡no? - todo el tiempo de cachondeo, sólo que en su idioma pero intercalando tacos y obscenidades en español. Una cosa así: "Chiquitum peiskova, stanislaski me toca los cojones, pasilovainova", o " Escatiuska, hijo puta, tomachovski, a tomar por culo".
- No, si no parecen mala gente; sobre todo el gordito ese del pañuelo en plan pirata enrollado en la calva. debe ser la modalidad centro-europea del pañuelo de cuattro picos, o cuatro nudos, vamos, el típico del albañil oriundo....Pero, qu a ver si van acabando ya de una vez, porque, hija mía...
- ¡Uy!. Y eso que tú no viste, cuando se les derrumbó el techo del piso, que se veía todo el tejado, así al aire. se veían las tejas, las vigas de madera del tejado, todo...Y, ¡claro!, lo que decía la chiquita de la derecha, por ahí lo mismo se cuela algún ladrón, o algo, en la casa. Y me ha comentado que le parece oir algunas veces como si alguien- algún animal, dice ella - anduviera por ahí arriba. Me dió lástima la chiquilla, porque me lo decía con carita de "ésta se va a pensar que si fumo, o que si mi embarazo me afecta al sistema nervioso". Que ya le dije yo : "Eso es normal aquí; por lo menos no es la primera vez que oigo eso. es que en esta casa pasan cosas peculiares, ya lo irás comprobando". Fíjate, yo creo que la chavala se ha pensado que la que estaba fumada era yo.
- Anda; ya lo irá viendo. Que no conoce todavía el "palacete" y el ganao que lo habita. Porque al "Trisex" antes, hace un tiempo, ¿te acuerdas?, le daba por subir a pasear por las tejas - apoya a mi mami la Señora Julia.
- Y la chavalita del 4º, ese de la derecha, del interior, que se encontró con un tío colgado de la ventana de su dormitorio, - corrobora la "yerna" de la señora Julia - que tuvo que bajar desde l tejado; a ver, no va a subir escalando por la pared del patio; ni el hombra-araña, vamos.
-Sí, si me acuerdo; que el gachó tuvo el morro de decirle que no iba a hacerle nada a la chica, y que le dejara salir por la escalera. Como un señorito se fue el tío, saliendo por la puerta de la calle....¡Qué cosas, tú".
- Pero es que os váis del tema- se impone el hijo de la señora Julia - ¡Anda que no os enrolláis!. A lo que estamos: el olor ese asqueroso ¿de dónde sale?.
- Si es que están muy mayores - añade mi hermana, que iba subiendo la escalera y se les ha agregado. Para no....con lo que le gusta el chismorreo; disfruta ella más con un buen chisme que un guarro en una charca - Y, normal, se les va el santo al cielo.
- Eso, a lo que estamos. Mira yo creo que el señor Antonio y la chica se han ido al pueblo. Vamos, noc reo yo...., aunque el señor Antonio, desde que les falta Juani, su mujer, anda que no levanta cabeza, como con una depresión, bastante malito, el pobre..., pero, vamos, que no creo yo...
- Desde luego aquí huele a muerto. Mira que si al Trisex, que desde que le dejó su chica, que era chico,pero que era muy buena chica, la verdad, anda rarito, más que de costumbre, quiero decir...- comenta mi madre en plan Sherlock Holmes.
- Pues anda que decir que está "rarito"- tercia mi hermana- ¡Como haya recaido...!. Porque tú vete fijando: esquizofrenia, trastorno límite de la personalidad, psicosis depresiva, neurosis obsesiva, no sé qué más....y suma y sigue, que se las ha pedido todas para él, el tío. Si, además, ahora está "rarito".
- Lo mismo el Travis no lo ha abandonado. Lo ha intentado y ....- se pone macabro el Toñín
- Y ha perecido en el intento- completa la idea mi madre.
- y la tiene ahí, acostadita, como el de Psicosis tenía a su mamá en una silla, haciendo calceta y dándole conversación - remata la señora Julia.
- Pues ahora que lo decís, yo hace ya mucho que no veo al Trisex- dice mi hermano. Y si ella no lo ha visto...., porque ella lo ve todo, no sé cómo lo hace.
- Oye, o la Mary. Hace unos años tuvo que venir la policia, que los lamo su marido porque la Mary estaba obsesionada con ahorcarle. Que mientras él hablaba y pedía auxilio a la poli, ella insistía, enrollándole al cuello el cable del teléfono, que no le entendían porque al hombre ya no le salía la voz- sugiere otra vez Toñín, como inspirando a su madre.
- Sí que fue así, sí - recuerda, lógicamente, la señora Julia - Luego se habla de las mujeres maltratadas, pero lo que lleva aguantado ese pobre hombre, ¡ahí es nada!- se compadece.
- Y ella también ha debido aguantar...hasta que se le ha ido la olla- dice mi hermana, que va de feminista radical- porque ese tío parece un cura, todo el día rezando, tan místico y tan soso...que deb aburrir a la ovejas el tío.
- Pues para mí que sí, que ahí la victima, efectivamente, es ella; y que el santurrón ese lleva una doble vida. Un "Tartufo" debe ser; mucha pinta de mosca muerta, pero se clava ahí, junto a la barandilla, o haciendo que está abriendo el buzón, y venga a mirar a toda la que sube las escaleras . Que ese sí que tienen que llegar a casa "mareado" de tanto meneito de caderas - amplia Jenny, la boliviana escultural derl 1º. Lo de "escultural" lo digo por esos aires que se gasta de "¿a que soy divina de la muerte?".
- Pues a ver si ella ha alcanzado su objetivo y ahora lo va sacando a cachos, cada día saca un poquito, ¡hala!, al cubo de la basura.- dice la Señora Julia.
- ¡Hija, qué macabra!.- le afea mi madre.
- O al revés: el meapilas se la ha quitado de enmedio para entregarse al libertinaje y refocilarse en la pornografía...
domingo, 29 de agosto de 2010
martes, 2 de marzo de 2010
Family life o "a vivir que son cuatro días...y la mitad amanecen nublados".
CRÓNICAS DEL 47
CAPÍTULO II: FAMILY LIFE. O “A VIVIR QUE SON 4 DÍAS….Y LA MITAD AMANECEN NUBLADOS
¡¡Hogar, dulce hogar!!: Luego dicen que la institución familiar está en crisis. . No me extraña. Yo, de mayor, no creo que quiera formar una familia, porque entre la mía propia y la de mi vecino del centro….¡vaya shou!. Todos los días, ¿eh?, no falla.
No es que yo viva pendiente de ellos, ¡menudo peñazo son!. Lo que pasa es que estas paredes son de pladur, de papel…o de mocos…..Se oye todo; pero todo de todo. Y luego, además, mantienen largos coloquios por el portero automático. Cada vez que llama la hija mediana, que tira a redondita, si le abre el padre, el tío grita”¡Ahí va esa magra!”, que se le oye en toda la calle. Al principio a la chica le daba palo, pero ahora, que ya se ha hecho, pues nada, le contesta: “¡Anda y abre, so gilí !”. Y si el que coge el telefonillo es el chico mayor, se le escucha decir con voz como de ultratumba: “Aquí la funeraria, ¿trae fiambre?”. ¡Vaya sentido del humor más macabro, el gachó!.
Claro que ya no lo dice; después de lo que nos pasó. Al principio se me ocurrió que fuera castigo de Dios; después pensé que no, que no podía ser, porque no sería nada justo que, para castigar al tontaina de Kike, Dios lo pagara con la pobre Rufi, que la verdad es que resultaba un poco rancia y no era muy cariñosa, pero sí buena gente. Además ¡tener ese final tan patético!
A Rufi, a pesar de su edad, porque pasaba de los cuarenta seguro, le había salido un ligue, de los “de ley”, como dice mi tía Chelo, un intelectual y un artista. Estaban hechos el uno para el otro: ella con su violín (y eso que se estaba quedando sorda), y él con sus esculturas y sus libros….y con sus gafitas de culo de vaso y su bigotito de fila de hormigas. Formaban una pareja curiosa, tan calladitos y tan chiquititos los dos. Mi padre decía a veces, con esa guasa chunga que se gasta, que “si te encuentras en el bar a estos dos tomando cañas con Julia y con tu madre, ¡ah!, y con la otra, ¿cómo se llama?, Victoria…pues te crees que han desmontado el futbolín”.
La verdad es que a él sólo lo ví un par de veces; una subiendo con ella al piso, y la otra….el día del accidente. Las vecinas cuentan que los dos habían tenido una cena romántica en casa de Rufi, y que, cuando él ya se iba, pues ¡claro!, ella salió a despedirle y le acompañó hasta el borde mismo de la escalera. Y en la despedida, así, tonteando, que si achuchón va que si achuchón viene, de pronto Rufi echa un suspiro muy fuerte, según contaba su novio, se le desvían los ojos, da un traspiés….y baja rodando hasta el descansillo siguiente.
¡Ay, aquel hombre!. ¡Qué desesperación!. Lo primero que hizo – ¿cómo no? - fue tocar a la puerta de la señora Julia. La señora Julia que sale y se encuentra semejante escena espantosa, echa a correr hasta el portal y llama por el portero automático a mi casa. Yo, cuando lo cogí, no entendía ni miaja de lo que decía, así que avisé a mi madre: “Que dice la señora Julia algo de no sé quién que se ha caído, y no sé cuánto de la escalera, o algo así…”. Y mi madre : “¡Ay, Dios mío!. ¡Que se la ha pegado alguno!”-. Y allí la vieras en alpargatas, con el delantal de cocina y los chuchos en el pelo, con las manos todas pringosas de los boquerones, despepitarse escaleras abajo… Allí estuvo intentando reanimar a la pobre Rufi hasta que llegaron los del 112. Los habían llamado un montón de gente y un montón de veces: el novio desde el móvil, mi hermana Tere desde mi casa (que se lo voceaba mi madre desde abajo), y la señora Julia, que salió a la puerta de la calle tan atacada que una chavala que pasaba, al verla en tal estado, se le acercó a ver qué le pasaba; la señora Julia se lo contó como pudo, y la chica llamó varias veces también. Total, que los médicos llegaron y echaron del descansillo a todo el mundo que estaba allí; y se pusieron a tratar de recuperarla. Todos mirábamos, entre compasivos y recelosos, al novio de Rufi; al pobre no le llegaba la camisa al cuerpo pensando en el marrón que le había caído. Porque, ¡lo normal!, resultaba el primer sospechoso, supersospechoso.
No hubo nada que hacer, según los del 112. No tenía golpes fuertes ni nada así, exagerado, pero la cuestión era que la pobre Rufi había pasado a mejor vida. ¡No veas qué shok!. La señora Julia se quedó como el papel (y eso que ella ya lo venía diciendo: “esta mujer se ha muerto; está muerta, os lo digo yo”), le temblaban las canillas y tuvo que sentarse en un escalón; Loli, la chica del señor Joaquín, recayó en el vicio del tabaco en aquel preciso instante, y a la señora Carmen se le secó de golpe la boca y perdió el don de la palabra, ¡con lo que raja la tía, que no se calla ni debajo del agua!. Mi madre que, según las vecinas “tiene mucha entereza”, aunque mi padre dice que es que es como un marine de la U.S.Navy, se subió a mi casa, se metió en la cocina y se lió a preparar tilas y más tilas…y venga a bajar tilas para los que iban llegando. Y a sacar sillas al descansillo para que se sentaran, entre otros, los policías nacionales que tenían que custodiar el cuerpo hasta que vinieran el médico forense y el juez. Además un policía “secreta”, o de paisano, estuvo interrogando a los “implicados”, o sea, al novio de la pobre Rufi, que, ya digo, era el sospechoso número uno, y a la señora Julia y a mi madre. A todo esto eran ya las dos y las tres de la madrugada; y todos allí, en la escalera: la difunta, el consorte, (que estaba hundido y maldiciendo para sus adentros a ese puñetero niño gordo que anda siempre revoloteando en cueros y disparando a la gente de bien, a Cupido, quiero decir), los testigos en particular, los vecinos en general, y demás afectos. Las autoridades fueron muy amables y educadas, tanto los médicos y los enfermeros como el señor juez nos dieron su más sentido pésame.
Y, tras el levantamiento de la pobre Rufi, poco a poco se fueron yendo cada mochuelo a su olivo “para no poder dormir” decían todos. No sé los demás, pero mi madre dijo:
- No me voy a la cama porque no voy a poder pegar un ojo; así que me voy a quedar aquí en el salón viendo la tele, Vosotros iros a dormir.
Se sentó frente al aparato y, no creo que hubieran pasado ni veinte minutos, estaba ya en el “séptimo sueño” en brazos del señor Morfeo (que no es ningún lío que tenga mi madre ni que mi padre tenga cuernos; es que en el instituto estamos haciendo en Sociales una “caza del tesoro” sobre mitología ).
El hermano de la pobre Rufi, al que tardaron mucho en localizar porque “viaja más que el baúl de la Piquer”, como dice la señora Carmen, (la Piquer esa creo que era una folclórica de las de peineta) avisó a los vecinos para el funeral, les dio a todos las gracias y les comunicó el resultado de la autopsia: al parecer la pobre Rufi no había fallecido por caerse por las escaleras, sino que se cayó por las escaleras porque había fallecido, que, aunque parezca la misma cosa, es lo uno justamente lo contrario de lo otro. Le había dado un infarto fulminante.
Decían luego las vecinas que había sido de la emoción del amor, que la había pillado poco entrenada; y que qué máquina el escultor, “canijo y miope, pero mira, fíjate tú, ….ya ves”.
- Es que ahí había lío, te lo digo yo – murmuraba Loli, que navega mucho por la prensa rosa.
- Pues no te creas tú que es mala muerte esa, en cierto modo. Por lo menos, se fue feliz – decía la abuela de Toñín – Y joven para siempre; esa no va a padecer achaques como los míos.
Así que el super-sospechoso pasó a ser “el pobre chico” super-encantador que le había proporcionado a la "finada" Rufi un dulce tránsito super-romántico.
No lo hemos vuelto a ver.
Pues eso, lo que iba diciendo: que no se puede aguantar a estos del centro. Todo el santo día de bronca. Y encima dicen ellos que se lo pasan bien. Son como los de los chistes de Lepe, o de vascos.
El otro día se lo decía la madre a la señora Julia en el portal, que lo escuché yo mientras disimulaba haciendo que miraba si había correo en el buzón:
- Me voy a tener que comprar un diccionario “conyugal” para traducir lo que me habla mi marido, porque cada vez me cuesta más entenderle. De verdad, es que cada día nos comunicamos peor. ¡Es que no hay comunicación, Julia!
- Con los hombres, hija – la consuela la señora Julia – ya sabes tú...
Ya tiene inri que no se comuniquen, porque se hablan a gritos, será que están sordos, si no...., no me lo explico. La cuestión es que ¡se hacen unos líos...!. Hoy, sin ir más lejos, esta misma tarde. Primero el padre y la madre tenían follón, porque ella le pregunta:
- ¿Qué quieres hacer luego?.¿Vas a querer salir a algún lado o hacer algo de particular?
- No sé....¿qué queréis hacer los demás?
- No sé, ¿qué te apetece?. Decía la niña que habías dicho no sé qué de ir al cine.
- Sí, digo yo, por hacer algo. O, si preferís, nos damos una vuelta y tomamos algo por ahí.
- Pues como queráis. Les voy a preguntar a éstos. Claro que Luchi ya ha quedado y a Luis le duele la cabeza; y a ver cómo anda Clara, a ver si le apetece algo o qué planes tienen, si quieren salir o qué.
- No, pero que no sea por mí, ¿eh?, que si no tenéis ganas....pues ¡nada!, nos quedamos aquí encerrados, como siempre; pero luego no os quejéis de que no vamos a ningún lado.
- Oye, no, ¿eh?. No empecemos a darle vueltas al asunto. A mí igual me da. Pero me ha dicho hace un rato Julia, que me la he encontrado en la panadería, que si hacíamos esta noche una cena de mujerío y marujeo, y le he contestado que dependía del plan que tuviéramos aquí. Así que tengo que saberlo para darle una respuesta.
- Pues, ¡hala!, cada uno por su lado.¡Vaya casa!. ¡Esto ni es una familia ni es nada!
En ese momento se oye la voz de la hija mayor:
- Me bajo al locutorio de la vuelta, que tengo que imprimir unos listados y unos planos que he sacado de internet. Los he metido en el usb y me bajo a imprimir, que los necesito para el lunes.
- Desde luego, son ganas de tirar el dinero. Parece que os sobra – truena la voz paterna – Te he dicho un puñado de veces desde ayer por la noche que, en cuanto tenga un momento, te los imprimo yo en mi impresora, aquí, en casa. Y tú, dale Perico al torno, con que te vas a imprimir a la esquina...
- Ya, papá, ya; vale....Me lo habrás dicho un puñado de veces. Pero se me pasa el tiempo y nunca encuentras el emomento y me lo imprimes.
- Porque ya no tengo más manos, ¿no lo ves?, ¿es que me ves quieto ni por casualidad. ¿Me ves quieto?, ¿eh?. ¿No ves que no paro?. ¿Crees que tengo ochenta manos?. Pues no, sólo tengo estas dos, ¿lo ves?, ¿lo ves?. Mira, mira, mira...dos, dos manos sólo, mira..., sólo dos manitas...¿lo ves, lo ves?. ....
Lo estaba viendo hasta yo, pared por medio, de tanto oírselo repetir.
- ¡Por Dios y por su santa madre!. ¡Deja ya de mover los brazos como molinillos!. ¡Qué mareo!- oigo a la madre- Y tú, niña, baja esa música berreona, que entre ese ruido y las voces...., me estoy volviendo loca.
- Ahora va a tener la culpa la música- dice la niña mayor
- Es que aquí somos todos de Orejilla del Sordete- se oye a la Luchi, que es una cachonda mental.
- Estoy ya hasta los perendengues de estar a todas, y siempre yo, y solamente yo....¡Que ya está bien, hombre!. ¡Ya está bien! - se lamenta el padre – Que aquí nadie arrima el hombro. Y todo se me pide a mí, ¡me tocan todas!-
- Lo de imprimir es por tus santas narices. Porque si no nos hubieras “vetado” el uso de tu ordenador (que en realidad es “nuestro”, porque son bienes gananciales), si no nos lo hubieras bloqueado o lo que quiera que sea que le has hecho, pues podríamos usarlo e imprimir nosotros, cada cual lo suyo, lo que se necesite. Pero como este chisme es de tu uso exclusivo, ¡ni que fuera tu amante!.... que vaya usted a saber....
- Sí, claro, para que me lo volvais a joder . Porque ¡qué casualidad!, cada vez que lo tocais, se fastdia.
- El caso es que no se puede tocar el dichoso ordenador; que lo mimas más que si fuera un hijo capitodisminuido.
- Pues yo – dice la hija mayor – me pienso comprar una impresora para mi ordenador, y nos dejamos ya de follones.
- ¡Qué lista eres tú, qué lista!. ¿Y la tinta, so lerda? - se enfurece su padre – Si lo que sale caro son los cartuchos, que cada uno cuesta un huevo y la yema del otro.
- ¡Jo!...pues yo estoy harta de tener que andar a la greña cada vez que necesito una cosa de éstas.
- ¿Por qué no le pides al Piti que te lo imprima en su tienda ?, ahora que ya ha aprendido que las fotocopias no se hacen por la cara en blanco..., te puede echar una manita....,en el trabajo, quiero decir..., porque en otros terrenos te echaría las dos de buena gana....Teniendo en cuenta que ya sois novios casi oficiales. Si, además, esta hecho un hacha de la imprensión y de la reprografía.¡Menudo es él! - dice la Luchi.
- Ni me lo nombres, ¿eh?. ¡Qué asquito de chaval!. ¡Baboso!
- Menudo partido te estás perdiendo – la solivianta su padre – No vas a encontrar una oportunidad igual en tu vida.
- Si os arrejuntáseis, sólo se iba a estropear una casa – remacha el clavo la madre.
- ¡Ay, mira, me voy!. Lo imprimo en la calle. ¡Agur!. ¡Que os porculicen!
Tiene su puntito esto de asistir de oidas al culebrón de la vida cotidiana de mis vecinos. Son berreones y no me dejan ni hacer los deberes, a veces si siquiera me puedo concentrar en la pley; pero la verdad es que me divierten y, si se me pasa más de un día o dos sin oírlos, me entra el mono y me amuermo.¡Son tan suyos mismos ellos!. Mi madre dice que no sabe cómo sobrevive el pobre canario que tienen. Lo sacan a la ventana del patio a tomar el aire, y es el poco ratito de tranquilidad que tiene el bicho, y hasta canta. Mi madre le augura que se le acabarán cayendo las plumas primero, y que luego, al poco....doblará...como el periquito de mi tia Ketti, que la diñó de estrés familiar. Pero yo a éste lo veo sanito, que canta y todo, y la mar de bien. Está más feliz que una perdiz. A lo mejor es que al pajarraco también le va la marcha.
CAPÍTULO II: FAMILY LIFE. O “A VIVIR QUE SON 4 DÍAS….Y LA MITAD AMANECEN NUBLADOS
¡¡Hogar, dulce hogar!!: Luego dicen que la institución familiar está en crisis. . No me extraña. Yo, de mayor, no creo que quiera formar una familia, porque entre la mía propia y la de mi vecino del centro….¡vaya shou!. Todos los días, ¿eh?, no falla.
No es que yo viva pendiente de ellos, ¡menudo peñazo son!. Lo que pasa es que estas paredes son de pladur, de papel…o de mocos…..Se oye todo; pero todo de todo. Y luego, además, mantienen largos coloquios por el portero automático. Cada vez que llama la hija mediana, que tira a redondita, si le abre el padre, el tío grita”¡Ahí va esa magra!”, que se le oye en toda la calle. Al principio a la chica le daba palo, pero ahora, que ya se ha hecho, pues nada, le contesta: “¡Anda y abre, so gilí !”. Y si el que coge el telefonillo es el chico mayor, se le escucha decir con voz como de ultratumba: “Aquí la funeraria, ¿trae fiambre?”. ¡Vaya sentido del humor más macabro, el gachó!.
Claro que ya no lo dice; después de lo que nos pasó. Al principio se me ocurrió que fuera castigo de Dios; después pensé que no, que no podía ser, porque no sería nada justo que, para castigar al tontaina de Kike, Dios lo pagara con la pobre Rufi, que la verdad es que resultaba un poco rancia y no era muy cariñosa, pero sí buena gente. Además ¡tener ese final tan patético!
A Rufi, a pesar de su edad, porque pasaba de los cuarenta seguro, le había salido un ligue, de los “de ley”, como dice mi tía Chelo, un intelectual y un artista. Estaban hechos el uno para el otro: ella con su violín (y eso que se estaba quedando sorda), y él con sus esculturas y sus libros….y con sus gafitas de culo de vaso y su bigotito de fila de hormigas. Formaban una pareja curiosa, tan calladitos y tan chiquititos los dos. Mi padre decía a veces, con esa guasa chunga que se gasta, que “si te encuentras en el bar a estos dos tomando cañas con Julia y con tu madre, ¡ah!, y con la otra, ¿cómo se llama?, Victoria…pues te crees que han desmontado el futbolín”.
La verdad es que a él sólo lo ví un par de veces; una subiendo con ella al piso, y la otra….el día del accidente. Las vecinas cuentan que los dos habían tenido una cena romántica en casa de Rufi, y que, cuando él ya se iba, pues ¡claro!, ella salió a despedirle y le acompañó hasta el borde mismo de la escalera. Y en la despedida, así, tonteando, que si achuchón va que si achuchón viene, de pronto Rufi echa un suspiro muy fuerte, según contaba su novio, se le desvían los ojos, da un traspiés….y baja rodando hasta el descansillo siguiente.
¡Ay, aquel hombre!. ¡Qué desesperación!. Lo primero que hizo – ¿cómo no? - fue tocar a la puerta de la señora Julia. La señora Julia que sale y se encuentra semejante escena espantosa, echa a correr hasta el portal y llama por el portero automático a mi casa. Yo, cuando lo cogí, no entendía ni miaja de lo que decía, así que avisé a mi madre: “Que dice la señora Julia algo de no sé quién que se ha caído, y no sé cuánto de la escalera, o algo así…”. Y mi madre : “¡Ay, Dios mío!. ¡Que se la ha pegado alguno!”-. Y allí la vieras en alpargatas, con el delantal de cocina y los chuchos en el pelo, con las manos todas pringosas de los boquerones, despepitarse escaleras abajo… Allí estuvo intentando reanimar a la pobre Rufi hasta que llegaron los del 112. Los habían llamado un montón de gente y un montón de veces: el novio desde el móvil, mi hermana Tere desde mi casa (que se lo voceaba mi madre desde abajo), y la señora Julia, que salió a la puerta de la calle tan atacada que una chavala que pasaba, al verla en tal estado, se le acercó a ver qué le pasaba; la señora Julia se lo contó como pudo, y la chica llamó varias veces también. Total, que los médicos llegaron y echaron del descansillo a todo el mundo que estaba allí; y se pusieron a tratar de recuperarla. Todos mirábamos, entre compasivos y recelosos, al novio de Rufi; al pobre no le llegaba la camisa al cuerpo pensando en el marrón que le había caído. Porque, ¡lo normal!, resultaba el primer sospechoso, supersospechoso.
No hubo nada que hacer, según los del 112. No tenía golpes fuertes ni nada así, exagerado, pero la cuestión era que la pobre Rufi había pasado a mejor vida. ¡No veas qué shok!. La señora Julia se quedó como el papel (y eso que ella ya lo venía diciendo: “esta mujer se ha muerto; está muerta, os lo digo yo”), le temblaban las canillas y tuvo que sentarse en un escalón; Loli, la chica del señor Joaquín, recayó en el vicio del tabaco en aquel preciso instante, y a la señora Carmen se le secó de golpe la boca y perdió el don de la palabra, ¡con lo que raja la tía, que no se calla ni debajo del agua!. Mi madre que, según las vecinas “tiene mucha entereza”, aunque mi padre dice que es que es como un marine de la U.S.Navy, se subió a mi casa, se metió en la cocina y se lió a preparar tilas y más tilas…y venga a bajar tilas para los que iban llegando. Y a sacar sillas al descansillo para que se sentaran, entre otros, los policías nacionales que tenían que custodiar el cuerpo hasta que vinieran el médico forense y el juez. Además un policía “secreta”, o de paisano, estuvo interrogando a los “implicados”, o sea, al novio de la pobre Rufi, que, ya digo, era el sospechoso número uno, y a la señora Julia y a mi madre. A todo esto eran ya las dos y las tres de la madrugada; y todos allí, en la escalera: la difunta, el consorte, (que estaba hundido y maldiciendo para sus adentros a ese puñetero niño gordo que anda siempre revoloteando en cueros y disparando a la gente de bien, a Cupido, quiero decir), los testigos en particular, los vecinos en general, y demás afectos. Las autoridades fueron muy amables y educadas, tanto los médicos y los enfermeros como el señor juez nos dieron su más sentido pésame.
Y, tras el levantamiento de la pobre Rufi, poco a poco se fueron yendo cada mochuelo a su olivo “para no poder dormir” decían todos. No sé los demás, pero mi madre dijo:
- No me voy a la cama porque no voy a poder pegar un ojo; así que me voy a quedar aquí en el salón viendo la tele, Vosotros iros a dormir.
Se sentó frente al aparato y, no creo que hubieran pasado ni veinte minutos, estaba ya en el “séptimo sueño” en brazos del señor Morfeo (que no es ningún lío que tenga mi madre ni que mi padre tenga cuernos; es que en el instituto estamos haciendo en Sociales una “caza del tesoro” sobre mitología ).
El hermano de la pobre Rufi, al que tardaron mucho en localizar porque “viaja más que el baúl de la Piquer”, como dice la señora Carmen, (la Piquer esa creo que era una folclórica de las de peineta) avisó a los vecinos para el funeral, les dio a todos las gracias y les comunicó el resultado de la autopsia: al parecer la pobre Rufi no había fallecido por caerse por las escaleras, sino que se cayó por las escaleras porque había fallecido, que, aunque parezca la misma cosa, es lo uno justamente lo contrario de lo otro. Le había dado un infarto fulminante.
Decían luego las vecinas que había sido de la emoción del amor, que la había pillado poco entrenada; y que qué máquina el escultor, “canijo y miope, pero mira, fíjate tú, ….ya ves”.
- Es que ahí había lío, te lo digo yo – murmuraba Loli, que navega mucho por la prensa rosa.
- Pues no te creas tú que es mala muerte esa, en cierto modo. Por lo menos, se fue feliz – decía la abuela de Toñín – Y joven para siempre; esa no va a padecer achaques como los míos.
Así que el super-sospechoso pasó a ser “el pobre chico” super-encantador que le había proporcionado a la "finada" Rufi un dulce tránsito super-romántico.
No lo hemos vuelto a ver.
Pues eso, lo que iba diciendo: que no se puede aguantar a estos del centro. Todo el santo día de bronca. Y encima dicen ellos que se lo pasan bien. Son como los de los chistes de Lepe, o de vascos.
El otro día se lo decía la madre a la señora Julia en el portal, que lo escuché yo mientras disimulaba haciendo que miraba si había correo en el buzón:
- Me voy a tener que comprar un diccionario “conyugal” para traducir lo que me habla mi marido, porque cada vez me cuesta más entenderle. De verdad, es que cada día nos comunicamos peor. ¡Es que no hay comunicación, Julia!
- Con los hombres, hija – la consuela la señora Julia – ya sabes tú...
Ya tiene inri que no se comuniquen, porque se hablan a gritos, será que están sordos, si no...., no me lo explico. La cuestión es que ¡se hacen unos líos...!. Hoy, sin ir más lejos, esta misma tarde. Primero el padre y la madre tenían follón, porque ella le pregunta:
- ¿Qué quieres hacer luego?.¿Vas a querer salir a algún lado o hacer algo de particular?
- No sé....¿qué queréis hacer los demás?
- No sé, ¿qué te apetece?. Decía la niña que habías dicho no sé qué de ir al cine.
- Sí, digo yo, por hacer algo. O, si preferís, nos damos una vuelta y tomamos algo por ahí.
- Pues como queráis. Les voy a preguntar a éstos. Claro que Luchi ya ha quedado y a Luis le duele la cabeza; y a ver cómo anda Clara, a ver si le apetece algo o qué planes tienen, si quieren salir o qué.
- No, pero que no sea por mí, ¿eh?, que si no tenéis ganas....pues ¡nada!, nos quedamos aquí encerrados, como siempre; pero luego no os quejéis de que no vamos a ningún lado.
- Oye, no, ¿eh?. No empecemos a darle vueltas al asunto. A mí igual me da. Pero me ha dicho hace un rato Julia, que me la he encontrado en la panadería, que si hacíamos esta noche una cena de mujerío y marujeo, y le he contestado que dependía del plan que tuviéramos aquí. Así que tengo que saberlo para darle una respuesta.
- Pues, ¡hala!, cada uno por su lado.¡Vaya casa!. ¡Esto ni es una familia ni es nada!
En ese momento se oye la voz de la hija mayor:
- Me bajo al locutorio de la vuelta, que tengo que imprimir unos listados y unos planos que he sacado de internet. Los he metido en el usb y me bajo a imprimir, que los necesito para el lunes.
- Desde luego, son ganas de tirar el dinero. Parece que os sobra – truena la voz paterna – Te he dicho un puñado de veces desde ayer por la noche que, en cuanto tenga un momento, te los imprimo yo en mi impresora, aquí, en casa. Y tú, dale Perico al torno, con que te vas a imprimir a la esquina...
- Ya, papá, ya; vale....Me lo habrás dicho un puñado de veces. Pero se me pasa el tiempo y nunca encuentras el emomento y me lo imprimes.
- Porque ya no tengo más manos, ¿no lo ves?, ¿es que me ves quieto ni por casualidad. ¿Me ves quieto?, ¿eh?. ¿No ves que no paro?. ¿Crees que tengo ochenta manos?. Pues no, sólo tengo estas dos, ¿lo ves?, ¿lo ves?. Mira, mira, mira...dos, dos manos sólo, mira..., sólo dos manitas...¿lo ves, lo ves?. ....
Lo estaba viendo hasta yo, pared por medio, de tanto oírselo repetir.
- ¡Por Dios y por su santa madre!. ¡Deja ya de mover los brazos como molinillos!. ¡Qué mareo!- oigo a la madre- Y tú, niña, baja esa música berreona, que entre ese ruido y las voces...., me estoy volviendo loca.
- Ahora va a tener la culpa la música- dice la niña mayor
- Es que aquí somos todos de Orejilla del Sordete- se oye a la Luchi, que es una cachonda mental.
- Estoy ya hasta los perendengues de estar a todas, y siempre yo, y solamente yo....¡Que ya está bien, hombre!. ¡Ya está bien! - se lamenta el padre – Que aquí nadie arrima el hombro. Y todo se me pide a mí, ¡me tocan todas!-
- Lo de imprimir es por tus santas narices. Porque si no nos hubieras “vetado” el uso de tu ordenador (que en realidad es “nuestro”, porque son bienes gananciales), si no nos lo hubieras bloqueado o lo que quiera que sea que le has hecho, pues podríamos usarlo e imprimir nosotros, cada cual lo suyo, lo que se necesite. Pero como este chisme es de tu uso exclusivo, ¡ni que fuera tu amante!.... que vaya usted a saber....
- Sí, claro, para que me lo volvais a joder . Porque ¡qué casualidad!, cada vez que lo tocais, se fastdia.
- El caso es que no se puede tocar el dichoso ordenador; que lo mimas más que si fuera un hijo capitodisminuido.
- Pues yo – dice la hija mayor – me pienso comprar una impresora para mi ordenador, y nos dejamos ya de follones.
- ¡Qué lista eres tú, qué lista!. ¿Y la tinta, so lerda? - se enfurece su padre – Si lo que sale caro son los cartuchos, que cada uno cuesta un huevo y la yema del otro.
- ¡Jo!...pues yo estoy harta de tener que andar a la greña cada vez que necesito una cosa de éstas.
- ¿Por qué no le pides al Piti que te lo imprima en su tienda ?, ahora que ya ha aprendido que las fotocopias no se hacen por la cara en blanco..., te puede echar una manita....,en el trabajo, quiero decir..., porque en otros terrenos te echaría las dos de buena gana....Teniendo en cuenta que ya sois novios casi oficiales. Si, además, esta hecho un hacha de la imprensión y de la reprografía.¡Menudo es él! - dice la Luchi.
- Ni me lo nombres, ¿eh?. ¡Qué asquito de chaval!. ¡Baboso!
- Menudo partido te estás perdiendo – la solivianta su padre – No vas a encontrar una oportunidad igual en tu vida.
- Si os arrejuntáseis, sólo se iba a estropear una casa – remacha el clavo la madre.
- ¡Ay, mira, me voy!. Lo imprimo en la calle. ¡Agur!. ¡Que os porculicen!
Tiene su puntito esto de asistir de oidas al culebrón de la vida cotidiana de mis vecinos. Son berreones y no me dejan ni hacer los deberes, a veces si siquiera me puedo concentrar en la pley; pero la verdad es que me divierten y, si se me pasa más de un día o dos sin oírlos, me entra el mono y me amuermo.¡Son tan suyos mismos ellos!. Mi madre dice que no sabe cómo sobrevive el pobre canario que tienen. Lo sacan a la ventana del patio a tomar el aire, y es el poco ratito de tranquilidad que tiene el bicho, y hasta canta. Mi madre le augura que se le acabarán cayendo las plumas primero, y que luego, al poco....doblará...como el periquito de mi tia Ketti, que la diñó de estrés familiar. Pero yo a éste lo veo sanito, que canta y todo, y la mar de bien. Está más feliz que una perdiz. A lo mejor es que al pajarraco también le va la marcha.
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