INFORME CLÍNICO REALIZADO POR LA DOCTORA CARMELA A PROPÓSITO DE LA FENOMENOLOGÍA PATÓLOGICA DEL NIÑO JORGE LUIS:
El sujeto estudiado y analizado por mí, parece saber ciertamente a la especie a la que pertenece, pues repite mientras se golpea la "poitrine": "ete e -e nene; ete e-e nene", pero duda de su identidad como persona propiamente dicha, ya que ante la pregunta: ¿quién eres tú? o ¿cómo eres tú?, o ¿cómo es el nene?, responde indistintamente que él es el Canuto, el Canoro u otros, si bien se inclina preferentemente por el Enano.
Al margen de dicha carencia de identidad, que parece reflejar una naturaleza algo esquizoide, dicho sujeto es un caso purísimo de "piladicto". Vive por y para las pilas, y puede torturar a sus familiares insistente y sadicamente hasta que las obtiene. Sin embargo, nunca ve satisfecho su desmedido apetito de dichos objetos y obliga a su abuela y a su tía a buscarlos incesantemente en medio de grandes voces e improperios ininteligibles para, acto seguido, volver a tirarlas por los aires, o esconderlas y exigírselas de nuevo a su familia con desgarradores alaridos, o chocarlas con frucción al tiempo que repite la consigan "a oca no, a oca no" (léase "a la boca no, a la boca no"), sabio consejo dado por sus mayores, visto su desequilibrio.
Como se puede apreciar claramente, estamos ante un caso patológico. se trata de una monomanía o degeneración desconocida hasta la fecha, a la que podríamos denominar, (adoptando el vocabulario del propio paciente, que llama "pía" a estos pequeños útiles de radio y demás aparatos), "piamanía, patología que resulta muy interesante para la investigación psiquiátrica.
El individuo en cuestión gusta asimismo de chuparse ávidamente el dátil pulgar, de mearse de continuo, padeciendo también de "orinalfobia". Igualmente le disgusta ver a sus familiares y amigos enfrascados en las tareas de lectura o escritura, no sabemos si porque desea ser él el único objeto de atención o si es se trata de un potencial bárbaro enemigo de la cultura.
Pese a este cuadro, por otra parte el niño no parece ser tonto ni tener desfase alguno en ningún aspecto, pues su léxico es bastante fluido y adecuado, así como su descaro es imponente. Tampoco se arredra por regañinas ni broncas; antes bien, en una hábil maniobra entreda con guiños, caricias y risitas a quien le reprende; de forma que, además de hacer faenas, les saca provecho. Sólo parece cohibirse con ocasión de que alguna cosa o, especialmente, algún ruido no le agrade; cuando esto ocurre, rechaza el objeto en cuestión y repite "suto, suto" (es decir, susto, susto).
El paciente parece relajarse escuchando música que le incite al baile; o pintando garabatos en un papel (sabe pedir con voz de general en jefe papel y lápiz) o en la pizarra de su sufrida abuelita - a la que él llama "Ona" -, si bien en estos momentos también es frecuente que se empeñe en tenerla a una horas y horas dibujando nenes y "pipís" (coches).
De la misma manera, su comportamiento es pacífico y sereno en los juegos con sus primos, por los que siente profunda admiración y a veces, aunque de tarde en tarde, algo de pelusilla.
DIAGNÓSTICO:
Visto todo el conjunto de fenomenología tan compleja, venimos a plantear la hipótesis de que nos hallemos ante un solo foco patólogico con múltiples manifestaciones.
CONCLUSIÓN:
El sujeto analizado, Jorgito Luis, es intrínsecamente, por natura, "coñazo". Y nada más. Paciencia y barajar.
A Jorge, de la "turuta" de su tía, que le odia mucho por "mosca", y que le muerde el culete y la tripa "de continuo".
La tía Carmela.